Derramar tu cuerpo sobre la mesa
sobre la cama, sobre los astros
si es posible si aún están abajo
que caigas como una vela derretida
un vestido deshecho, un agua iluminada
toda blanda toda pura ya sin forma sin demora
hacerte el amor hasta que el odio pida basta
hasta la súplica hasta sus tristes canas
reiventar el amor hasta matar tu rabia
soltar en el desierto de tu espalda
un infinito panal de luciérnagas
hacer de tus piernas dos ríos lentos
por donde huye un dios sin tiempo
tocar tus manos para convertirlas
en mínimas canciones
que darán melodía a mi cuerpo
y en tu cofre de dama, legarte mi aliento
como el suspiro que un dios legó
a los felices seres de la Tierra